8 de novembre

Hoy he recordado a mi padre.
Miento, no se recuerda alguien que no se ha llegado a conocer. Leía el mediocre folletín sobre unos niños de Francia de principios de siglo XX que luchaban contra las dificultades de la vida con la carga de haberse tenido que despedir de sus progenitores a la tierna edad de 7 y 9 años. Si bien vivo en el presente y mi posición es más cómoda, y mi estrato social un pelín más elevado, me ha recordado, aunque no sea éste el término exacto, a mi padre.
A aquél al que no conocí, a mi padre. Mamá me habló de papá hace ya mucho tiempo. Algo de que había ido al servicio militar para no volver más, o algo así. O quizá muriera allí. Aunque esto último es todavía más folletinesco que ser huérfano en 1913, así que tampoco elucubraré sobre esta última posibilidad.
El caso es que como tantos hombres hacen, la abandonó conmigo en el vientre, ya sea por estar muerto o por huir de sus responsabilidades.
Sólo tengo que preguntar a Mamá. Ella me refrescará la memoria.

No hay comentarios: