1 de octubre

Empiezo.

Empiezo como puedo, vaya. No se me ocurre nada creativo que escribir. Supongo que esto es lo que pasa cuando te imponen hacerlo.
La creatividad es caprichosa. Cuando buscas las ideas no las encuentras; son ellas quienes te encuentran a tí en el momento menos pensado. Ahora estoy en una búsqueda infrucuosa de ideas concisas y plasmables en papel.

Es curioso, porque soy una persona de mucho leer, sin embargo, me está costando Dios y ayuda escribir cuatro frases. Es más, me acabo de dar cuenta que apenas he escrito en toda mi vida. Tengo una letra horrible. Normal, si tienes en cuenta que dejé los estudios muy pronto. Y las manos, ¡no digamos las manos!

Todo lo que sé está entre estas cuatro paredes. Cuando dejé la escuela papá empezó a comprarme libros para que yo aprendiera. A día de hoy, mi conocimiento, si no ancho, es profundo. Todo lo profundo que puedan ser libros de Asimov, Kawabata, Dalai Lama, Hawking...
Aunque eso no me permite saber más sobre, pongamos por caso, qué hay exactamente más allá de los límites de Barcelona.

Me duele la mano. Tengo poca práctica.

Como me apetece acabar pronto, aclararé que escribo porque así me lo ha aconsejado mi doctor. Dice que soy una persona muy introvertida, y debería vaciar mis pensamientos en un papel, como mínimo.

Mejor los vacío más adelante.