20 de octubre
Hoy, como cada semana, he ido al doctor. Podría llamarle médico, pero supongo que doctor otorga más que el mero conocimiento científico. Un grado, un respeto, una experiencia. Inteligencia, quizá. Creo que el doctor, sin embargo, es menos inteligente de lo que parece, y eso es un problema, porque se espera más de ti. Como dije, callado y metódico, y con experiencia en su trabajo. Hoy ni me ha saludado, ha abierto la puerta y ha hecho un gesto de asentimiento con la cabeza para que entrara. A partir de ahí, la sesión ha procedido como siempre, sin tropiezos, constante, metódica.
Médico... ¿Doctor? Que más da. Sólo son palabras. Nada más que eso. Las tengo a miles en mi santuario, de todas las épocas y países, y una cosa tienen en común: tan sólo son palabras.
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